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25 de octubre de 2023

Una sobria evaluación de la propuesta de valor de los bonos soberanos ligados a la sostenibilidad

Imagen de casas inundadas

La propuesta de valor de los bonos vinculados a la sostenibilidad (SLB, por sus siglas en inglés) para los Estados, en comparación con los bonos convencionales tal y como se han presentado en el discurso público hasta la fecha, se ha basado generalmente en tres características fundamentales del instrumento:

  1. Pueden tener un coste de financiación más bajo porque atraen a grupos más amplios de inversores con mandatos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG);
  1. Incentivan la acción gubernamental hacia objetivos ASG mediante reducciones o aumentos del tipo del cupón, dependiendo de si los indicadores clave de rendimiento (KPI) alcanzan o no objetivos predeterminados;
  1. Fijan los compromisos de sostenibilidad a lo largo del ciclo político incorporándolos a contratos financieros a largo plazo y jurídicamente vinculantes.

Aún se dispone de muy pocos datos para afirmar de forma concluyente si los SLB aportan estos beneficios.

Ni los SLB de Chile ni los de Uruguay generaron un "greenium" perceptible en el momento de la emisión. La fuerza de sus incentivos también es cuestionable, ya que los incrementos y reducciones de cupón de entre 5 y 50 puntos básicos no suponen desembolsos o ahorros importantes en el servicio de la deuda si se activaran en las condiciones actuales. Aunque es posible que los emisores sigan queriendo evitar el golpe de reputación que supone incumplir un objetivo de sostenibilidad, es posible que sopesen que los costes políticos de cumplir los compromisos son mayores que pagar la penalización financiera o retirar anticipadamente el SLB.

Por lo que respecta a los costes, las acciones y los agentes adicionales que intervienen en un SLB suponen un mayor esfuerzo para las oficinas de gestión de la deuda (DMO) en comparación con los bonos simples (véase la Figura 1). Para que los inversores confíen en los mecanismos de seguimiento de los resultados a la hora de evaluar una oferta de SLB, deben tener la seguridad de que los conductos de datos que alimentan los Indicadores Clave de Resultados (KPI) son a prueba de manipulaciones, duraderos y abiertos al escrutinio.  


Esto, a su vez, requiere un marco de gobernanza sólido que garantice que todas las partes interesadas están comprometidas y capacitadas para desempeñar sus funciones en virtud de los términos del SLB. Cuando los datos procedan de otros ministerios o de terceros, los acuerdos de intercambio de datos deben consolidarse durante toda la vigencia de los bonos, con protocolos claros que regulen la recogida, el tratamiento, el almacenamiento y la notificación de los datos. Los proveedores de segundas opiniones deben ser cuidadosamente examinados y seleccionados, y deben establecerse mecanismos de contingencia para el caso de que alguna parte de la cadena de suministro deje de funcionar.  


Figura 1.
Actores y acciones en una emisión convencional frente a una emisión SLB

Fuente: SSDH

Los costes de instalación y mantenimiento de estos sistemas y procesos no son triviales.  


Para los Indicadores Clave de Rendimiento (KPI) basados en datos alternativos o no estructurados (como imágenes geoespaciales o minería de textos) pueden ser necesarios flujos de trabajo más complejos y soluciones de almacenamiento avanzadas, lo que eleva los costes de la transacción en tecnología de la información (TI).  


La arquitectura de datos de los gobiernos suele estar muy fragmentada, con bases de datos aisladas y protocolos de intercambio no interoperables. Asimismo, la autoridad decisoria que abarca objetivos políticos transversales -como la lucha contra el cambio climático y la salvaguarda de la biodiversidad- suele estar dispersa en múltiples organismos, lo que los hace susceptibles a fallos de coordinación y políticas burocráticas.  


Por lo tanto, el trabajo tecnológico e institucional puede suponer importantes costes de transacción y largos plazos de estructuración, lo que puede inclinar la balanza de un gestor de deuda a favor de una emisión convencional ("vainilla") o vinculada a la sostenibilidad.  


Los retos que plantea la ampliación de los SLB son, por tanto, formidables, pero no insuperables.  


La versión actual de la estructura SLB no es más que la primera iteración de un diseño en evolución, y las deficiencias actuales pueden subsanarse mediante diversas mejoras. Las analizaremos en nuestra última serie de blogs.  


En esta serie, examinamos las formas de sufragar los costes de transacción adicionales de un SLB frente a un bono vainilla, que es en parte una cuestión de encuadre. Si un bono incorpora compromisos de sostenibilidad que un gobierno perseguiría con independencia del instrumento de financiación subyacente, muchas de las mejoras que conlleva un SLB deberían producirse de todos modos, siempre que los compromisos sean auténticos. Desde este punto de vista, los SLB son simplemente un mecanismo para hacer operativos los compromisos de sostenibilidad y hacerlos más creíbles.  


Esta serie de blogs le llevará a través de 'Requisitos de datos y gobernanzade las SLB, seguido de 'Las ventajas subestimadas de las SLB' y un artículo final sobre 'Acelerar las transacciones SLB, construir el ecosistema', , en el que se estudian técnicas para acelerar las actualizaciones de las SLB y reducir costes y plazos de comercialización.

Leer Siguiente:

Datos y requisitos de gobernanza de los bonos soberanos ligados a la sostenibilidad

Series anteriores del blog:

Seguir la corriente, no sólo las acciones: Bonos ligados a la sostenibilidad y dinámica de la deuda pública  

Bonos ligados a la sostenibilidad y dinámica de la deuda pública: un desvío hacia las matemáticas de la deuda soberana

Cómo los bonos ligados a la sostenibilidad pueden mejorar las calificaciones crediticias soberanas: un ejemplo ilustrativo

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